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Dibujo de Ulises Tenorio Castillo |
Mucha gente conoció a La Tacones” o muchos oyeron hablar de
ella, pero en realidad la conocieron?
Presentamos parte de su Biografía gracias a la aportación
del Archivo Histórico de Ciudad Fernández y a su titular el Profesor José
Manuel Cruz Zamora.
Victoria Reyes Arévalo
“La Tacones”
Figura espigada, tez apiñonada, de negro, zapatos de tacón
de aguja con el cuero arriscado hacia arriba, chal viejo y muy gastado, una
bolsa mugrienta colgada del brazo conteniendo objetos diversos encontrados al
azar en algún bote de basura.
Toc, toc toc, se oía
por la calle toc toc toc, se
escuchaba por la plaza, y el peculiar sonido provenía del apresurado andar de
una personita muy singular, era la tacones, como la apodaba el pueblo, una
mujer afectada de sus facultades mentales, y le decían por su taconeo y su
andar saleroso uno, dos y tres pasitos, luego se detenía, y otra vez a manera
de carrerita. La tacones vino a ser ante la incomprensión y falta de amor de
sus semejantes, una víctima más a quien la indiferencia obligo a arrastrar su
miseria por las calles del pueblo, ya mendingando un taco en una casa, ya
pidiendo un pan o una moneda por la calle, cosa que no todos accedían a darle,
pues en en ocasiones solo recibía insultos o burlas de la genta, La Virgencita lo socorra, la virgencita lo
ayude, decía con voz tipluda cuando alguien le daba una moneda, pero
enseguida completaba la frase con estas palabras, perro desgraciado, perro infeliz.
Y la acompañaba un viejecito de luenga barba y gran
prestancia, como viejito de barro de esos que en diciembre adornaban los
nacimientos, el cual llamabas Octaviano.
Los tacones, aun dentro del mundo de locura y fantasía en
que se encontraba, tenía muy arraigado el instinto maternal. Se recuerda
haberla visto tratando de amamantar un muñeco destartalado de plástico, el cual
ella acunaba amorosamente debajo del chal como si fuera su hijo. Don Octaviano murió
de repente y fue sepultado en el panteón de Ciudad Fernández, del cual la tacones
brincaba la barda para visitar la tumba de Don Octaviano y lloraba amargamente
sobre l misma.
Dios en su infinita misericordia, en su momento le envió a
la tacones un ángel Guardián con figura de mujer y de nombre Avelina Romero,
Avelina no era rica, sino todo lo contrario, su humilde casita se ubicaba en el
barrio de los llanitos pasando el rio, podría catalogarse a Avelina como la única
miga de La Tacones ya que en más de una ocasión la había socorrido.
Avelina alojo en su casa a La Tacones, con sus propias manos
la mujer construyo para la tacones una especie de choza tomando como base un mezquite,
amarro dos o tres palos, los cerco de carrizo y los embarro de lodo con paja,
una lámina vieja hacia el papel de techo.
VICTORIA REYES AREVALO,
creció en Carbonera hoy Villa Juárez, en medio de mimos y halagos de parte de
su padre y hermano. Ahora tenía dieciocho años, era tan hermosa, toda una señorita.
Victoria comenzaba a trabajar como secretaria en el registro civil de
Carbonera, su predilección era los zapatos de tacón de aguja, había obtenido
por méritos propios un plaza de maestra, una tarde Victoria fue secuestrada al
salid del templo, un antiguo pretendiente que había regresado al pueblo al
mirarla más hermosa, juró vengarse del desprecio que la muchacha le hiciera en
otro tiempo.
Así entre días y años de infelicidad Victoria procreo dos
hijos que eran su adoración. En venganza contra su marido comenzó a
condescender con los hombres del pueblo, un día al volver de la escuela al
hogar, Victoria no lo encontró ni a él ni a sus niños. Victoria lloraba
inconsolable día y noche, en varias semanas no comió ni durmió se encerró en su
casa, no salía para nada, ni le abría la puerta a nadie, una tarde la puerta de
su casa se abrió y por ella salió una mujer enflaquecida y demacrada vestida
toda de negro, preguntaba si no habían visto a sus niños, la gente comenzó a llamarle
loca y sus antiguos amigos se alejaron, los que fueron sus alumnos se burlaban
de ella jalándola del vestido o tirándole piedras, algunos hombres del pueblo
empezaron a abusar de ella, la golpeaban si se resistía provocando con esto su
desquiciamiento total, aun en su estado mental atrofiado, Victoria seguía teniendo
predilección por los zapatos de tacón de aguja, así fue como un día Avelina
Romero la conoció cuando a través de la cerca de nopales de su casa llego a
pedirle agua, la tacones sufrió mucho en sus últimos días, el miércoles 14 de
septiembre de 1988 la tacones murió en brazos de Avelina, su cuerpo quedó
reducido a un montoncito de huesos y a un sinfín de llagas por todo el cuerpo. Avelina
lloro a victoria a la que consideraba como a una hija más, con dolor entrego su
cuerpo a la tierra una veintena de gentes la acompañó al cementerio y en el
interior de su humildísimo ataúd de tablas, se llevó con ellas su muñeco destartalado,
e viejo costa de Don Octaviano le sirvió de cabecera, la tacones no tuvo un
sepelio rumboso ni elegante, pero la veintena de gentes que la acompañaba iba
de todo corazón y con respeto. Tampoco tuvo un ataúd metálico ni ostentoso,
aunque careció de una fosa de ladrillos y flores especiales, su cuerpo lo recibió
amorosamente la tibia tierra y no la fosa fría, por supuesto que tampoco tuvo
orador que le diera el adiós póstumo, pero a su paso las bugambilias soltaron
sus flores de tristeza, los cenzontles le mandaban el concierto de sus voces,
el sol con sus últimos rayos alumbro por última vez a las tablas desnudas de su
ataúd bañadas de oro puro y casto.
ARCHIVO HISTORICO DE CIUDAD FERNANDEZ
tomado del libro de Roberto Zarate Zamarripa
Dibujo de Ulises Tenorio Castillo
no ps si
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