Un breve recuento de la historia del “Charrito de Oro”:
Actualmente El
Charrito tiene 70 años, tiene esposa, siete hijos y ocho nietos.
Sus Inicios:
Su primera etapa
fue en la música, pues él mismo se considera cantante y compositor. Compartió
el escenario en sus inicios con grandes artistas como Verónica Castro, Lucía Méndez,
Cantinflas, además de muchos más cantantes la gran mayoría de música mexicana,
así como gran cantidad de artistas variados de la vida nocturna, todos ellos
forman una lista interminable.
El charrito llegó
a la Ciudad de México en el año de 1965, empezó a cantar en la famosa Plaza
Garibaldi donde por canción le daban 2 pesos, conoció a muchos artistas y tuvo
la oportunidad de trabajar en muchos lugares importantes como en los cabarets donde ya le pagaban hasta 350
pesos por dos presentaciones cada noche.
Su Regreso:
En plática con El
Charrito, nos comenta que a lo largo de su vida, la suerte se le ha
acercado como una “alucinación” llega a su puerta, toca y se va. El Charrito recuerda
cómo llegó del DF a vivir a Rioverde hace 33 años buscando un lugar más favorable,
más tranquilo, donde vivir a gusto, venía con la ilusión de fincar una mansión
pues traía en sus manos un contrato millonario por parte de la disquera Orfeón, pero desgraciadamente y para
mala fortuna de El Charrito, todo se
vino abajo, las disqueras se vinieron abajo y se acabó el sueño.
La Política:
En cuanto al
ámbito político, el objetivo de este buen hombre (como él se reconoce) ha sido siempre
buscar la candidatura demócrata a la presidencia, ayudado desde luego por la
gente del pueblo, reuniendo una cantidad numerosa de gente a su favor. Sin
embargo no muchas personas han simpatizado con su ideología, aunque él siempre
ha buscado la presidencia con el único fin de favorecer a pueblos y municipios
que quieran seguir su “escuela” pues entre sus ideales siempre ha querido “un
gobierno de educación y de provecho hacia la humanidad” –como él mismo lo dice
y plantea sería su forma de gobernar–.
Incluso se ha
propuesto trabajar de manera gratuita en la presidencia, ha propuesto trabajar
un año gratis y la gente le pregunta que de qué va a vivir y siempre les
contesta: “Hasta la fecha nunca me ha
faltado un taco para mí y mis hijos.”
En el año de 1981 fue bautizado por la gente
como “El
charrito de oro”. Tratando de mejorar el ambiente (pues no le gustaban
las arbitrariedades del gobierno) buscó un lugar en la política, su idea era “encontrar un nuevo sendero a los municipios
y tratar de enseñarle al gobierno como conducir la gente en una cultura que ya
conocen pero que nadie se las ha exigido” es por eso que en 1988 su
compadre Carlos Jiménez Macías le
otorgó el cargo de delegado del PRI, y valiéndose de ese cargo decide hacer su Plan
de Rioverde el cual fue entregado al entonces gobernador Leopoldino Ortiz Santos. “En el ‘91 le entregué una copia a Martínez
Corbalá, después a Sánchez Unzueta y también a Fernando Silva Nieto; todos la
aceptaron y quedaron de ayudarme para que trascendiera, pero hasta la fecha no
ha sido aceptada. Lo único que se quería era hacer una nueva política para los
municipios, desgraciadamente el tiempo se vino en contra y a la fecha es muy
difícil hacer ese cambio” –comenta El Charrito–.
Ha contendido por
las presidencias de Cárdenas y Rioverde, siempre en las filas del PRI y
contendiendo contra los principales políticos de la actualidad.
A la fecha es
miembro honorario de Desarrollo Social y recuerda que en 2003 estuvo en el
departamento de reforestación donde estuvo tres meses, pero como no había
recursos mejor abandono el cargo.
Sus Oficios:
Después de tanta
lucha política sin mucho éxito, y siguiendo con ese espíritu de favorecer a la
gente “El Charrito” se preparó y se declara como un “mediquito” en medicina
general, psicología y naturista, “cuento
con algunas fórmulas para tratar varias enfermedades listas para dárselas a
quien crea en mí y me tenga confianza” –dice El Charrito–. Tratando de
favorecer a la gente también es albañil, carpintero y panadero.
Todo un Casanova:
Considera que a
través de su vida tuvo muchos amores, aunque no se considera un galán. Desde su
natal Cárdenas, Rioverde y la mayoría en la Ciudad de México, donde a través de
muchas mujeres conoció las mieles del amor hasta encontrar en Rioverde su
estabilidad emocional.
En sí “El Charrito de Oro” es un personaje que
a través de su vida ha dejado una huella imborrable y que es recordado y
reconocido por la mayoría de la gente, su mayor virtud ha sido la de ser un
soñador y un personaje que quiso cambiar un pueblo de acuerdo a sus creencias.
Va un reconocimiento a El Charrito de Oro.
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