“La Planta” de San Isidro fue un bello parque natural: el
cuarto de máquinas el área arbolada, los canales y el rio aun sin descargas contaminantes,
constituyo uno de los lugares más hermosos de la región; el recreo más popular
de los rioverdenses, donde los visitantes se divertían sanamente al disfrutar
el agua del rio, de los canales, y de las fuentes que daban un aspecto
paradisiaco.
El licenciado Lorenzo Nieto reforesto y embelleció el lugar;
dio un esmerado mantenimiento con el cuidado laborioso de una cuadrilla de
trabajadores, además, en forma generosa permitía la entrada, en veces se
formalizaba con la autorización extendida en su despacho de la calle madero; en
otras, la entrada al paseo quedaba abierta al público, de manera permanente.
Pero además, este paraje representa el inicio de Rioverde en
la época moderna, por la producción del flujo eléctrico, a través de la caída
del agua del brazo “Del Carmen”, proveniente del manantial la “Media Luna”, que
desde el 23 de junio de 1860, el Ayuntamiento había concesionario a don Manuel
Verastegui Suarez para beneficio de su hacienda San Isidro.
El ayuntamiento dejo en libertad a don Manuel Verastegui,
para instalar las maquinas que creyese convenientes; ya para aserrar madera,
fabricar papel, moler trigo, producir hilados u otros productos que redundaran
en beneficio público.
De esta forma, don Manuel Verastegui fabrico harinas, pero
después trato de vender el rancho al doctor Arturo Piernas, que era un médico
dentista recién avecindado en Rioverde; no lo compro, pero influyo para que lo
adquiriera su tía María del Refugio Martínez, y el doctor como era de empuje decidió
aprovechar las instalaciones para generar electricidad.
Así, en 1874, el doctor Arturo Piernas encauso el agua por
un canal que mando abrir de 1,190 m. de longitud, en forma de escuadra, para
dar mantenimiento a la corriente que caía sobre una rueda que movía el molino.
Sin embargo, con los años cambio la maquinaria de producir harina, por otra
para generar electricidad.
En ese tiempo, el proyecto para los capitalistas era
ciencia-ficción; para los pobladores: brujería, cosa del diablo; dado que
inexplicablemente daba calambres. No podían entender cómo se aparecía una luz sin
flama. Los inversionistas se mostraban escépticos; doña Refugio Martínez,
incrédula. Sin embargo contagiada por el entusiasmo de su sobrino termino por
apoyarlo en la idea de generar energía eléctrica para Rioverde; aun antes que
alcanzara este logro la capital del estado; no obstante el proyecto se demoró
mientras convencí a don Francisco I. Martínez y a don Juan Pablo Alcocer para
que invirtieran en la “descabellada” idea de su sobrino Arturo Piernas.
De esta manera, logro que el agua cayera sobre una rueda de
Pelton, que hacia girar una dinamo de 80 caballos de fuerza, con el 50% de
utilidad, luego se tendió la linera de conducción y las ramificaciones entre el
vecindario. Se dieron tomas limitadas a los más “acomodados” a la capacidad de
la planta, que trasmitía corriente a un alternador sistema Stanley de 1,000 lámpara,
en servicio 400 incandescentes, con un costo de $1.25 al mes por lámpara de 40 watts
de las cuales, 150 pertenecían al alumbrado público, libres de costo al
municipio.
No obstante, fue hasta el 2 de abril de 1902 cuando el
gobernador del estado ingeniero Blas Escontria inauguro la planta.
Las instalaciones se verificaron bajo la supervisión de la
casa “Braschi Hermanos” de México; las cuales quedaron bajo la dirección del
electricista Manuel Leduc, con oficinas en la 2ds. Calle de Moctezuma, bajo la
denominación de “Compañía de Alumbrado Eléctrico, S. A.”. De esta forma,
Rioverde fue la segunda ciudad del Estado que obtuvo el beneficio del alumbrado
eléctrico.
L Compañía era anónima, su primer gerente fue don Francisco
I. Martínez, familiar de doña refugio Martínez viuda de Piernas, quien para
1902 aparecía como propietaria de la referida Hacienda.
Para 1906, el nombre de la sociedad anónima cambio a
“Compañía Eléctrica de Rioverde”con un capital social de $50,000.00 pesos y una
junta directiva formada por un presidente: Juan Pablo Alcocer y el gerente Francisco
I. Martínez. La planta se anunciaba a 6 kms., de distancia al sureste de
Rioverde; ahora, con un motor generador de 100 caballos de potencia, que abastecía
molinos de nixtamal, ventiladores y algunas otras utilidades de las poblaciones
de Rioverde y Ciudad Fernández.
Por otro lado, el 28 de febrero de 1918, la planta de
Rioverde se llamó “Cía. Eléctrica de Rioverde, S. A.” el administrador era don
Manuel M. Gama; el residente del consejo de administración el licenciado
Mariano Alcocer y los vocales Juan Pablo Alcocer, Jesús Hernández Ceballos,
doctor Francisco I. Martínez, licenciado Mariano Palau y Fermín Machimina.
Sucesivamente, en mayo de 1922, la empresa se denominó “Planta Eléctrica San
Isidro”, S. A., como se le conoció popularmente. La directiva estuvo
constituida por el ingeniero Carlos Macías, como presidente y vocales Juan
Alcocer, licenciado Manuel Sains Larrañaga, licenciado M. Alcocer y Walter
Oberschmi dt.
Con el nuevo motor generador de 100 caballos de fuerza, el
servicio se mejoró, por eso Verastegui decía: que la planta primitiva se suplió
por otra de mayor capacidad, pero la sobrecarga que sufría originaba que los
focos de filamento de carbón dieran más calor que luz, con apariencia de los
antiguos faroles, que parecían brasas colgadas en el aire. Para obtener luz
“algo” pasadera, había que emplear focos de 32 voltios, mismos que se podían
operar hasta las once de la noche, pasada esa hora, como subía el voltaje; se fundía.
Siguió el tiempo su marcha inexorable, la planta cumplía
bien que mal su función, sujeta a los caprichos del rio que duraba crecido
hasta tres semanas y por el alto nivel que alcanzaba, no dejaba operar el desagüe
de la turbina; de manera que el pueblo quedaba sumido en tinieblas. Así hasta
la década de los cincuenta, fueron muy comunes los apagones y en el momento
menos pensado, había que encender los aparatos o quinqués de petróleo, que
consistía en un depósito de cristal con una mecha y en la parte superior una
bombilla, o bien mechones del mismo combustible que eran de lámina, sin
bombilla o las tradicionales velas de cebo que eran amarillentas, o las blancas
de parafina.
Por ello, el 19 de febrero de 1937, los consumidores de la
compañía de energía eléctrica se manifestaron por los constantes apagones. En
aquella ocasión don Luis A. tenorio expuso: es conveniente unirse en vista del
mal servicio de alumbrado que está proporcionando la compañía eléctrica, en
tales circunstancias, se está violando el contrato que la empresa firmo con los
consumidores. Bajo esta inquietud se unieron, y se eligió la mesa directiva:
Presidente Luis A. Tenorio, Tesorero: Enrique Agreda,
Secretario Antonio Hernández Guillen, Primer Vocal Álvaro Martínez, segundo
Vocal Fidencio Castro, tercer vocal Sabino Martínez.
Además se aprobó el acta de la sociedad: “Unión de
Consumidores de Luz y Fuerza Eléctrica de Rioverde” y el lema: “Justicia u
Progreso”
En ese año, el presidente de la Republica general Lázaro Cárdenas
ordeno al Secretario de Economía Nacional, que diera los pasos necesarios para
la creación de una comisión federal de electricidad.
En tales
circunstancias, el 8 de abril de ese mismo año (1937) don Luis A.
Tenorio convoco a los usuairos de la “Unión de consumidores de Lu y Fuerza
eléctrica de Rioverde”, a quienes les expuso: al enterarme por medio de la
prensa proveniente de la capital de la republica que la Secretaria de Economía
Nacional, convoco a una junta en la ciudad de México, de todos los consumidores
de energía eléctrica del país; por tal motivo los llame, para el efecto de informarles
que es importante que nombremos un delegado que nos represente ante la Comisión
Federal de Electricidad, con el objeto de presentar los problemas que tenemos
por el mal servicio de suministro de energía eléctrica.
De esta manera, se acordó por mayoría de votos nombrar a don
Amando Alvarado, lo cual, se le otorgó amplia autorización para que interviniera
en todos los asuntos que ahí tratara, siempre en defensa de los intereses de
sus representados, quien en ese momento acepto desempeñar fielmente su
cometido. Así, el 14 de abril de 1937, asistió a la junta de representantes de
consumidores en la ciudad de México, quien al sopesar el panorama nacional
contemplo la posibilidad de que los usuarios adquirieran y administraran la
empresa hidroeléctrica “San Isidro”.
Para el efecto, el 24 de abril de 1942, los usuarios se
reunieron en los salones de la Presidencia Municipal. La asamblea fue presidida
por Francisco Rocha Mendoza presidente municipal; Jacinto del Pozo presidente
de la Junta de Mejoras Materiales y por los comisionado J. Nicolás Robles y
Amando Alvarado; este último informo: la mejor opción para solucionar el
problema del mal servicio de suministro de energía eléctrica, es que la Unión
adquiera la compañía y la administre; no obstante, a pesar del estado de cosas
que prevalecen, se han logrado avances significativos. En diferentes ocasiones
me he entrevistado con los señores Alcocer en la ciudad de México, a fin de
obtener las mejores condiciones para llevar adelante la adquisición de la
empresa.
Por ello, he realizado las gestiones correspondientes ante
las instituciones de crédito para obtener un préstamo por la cantidad de
$46,000.00 pesos que los señores Alcocer piden por la venta de la empresa.
En consecuencia, el 6 de mayo de 1942, los usuarios lograron
un préstamo por $38,000.00 pesos y el 1º. De junio pagaron el valor de la
planta “San Isidro” al depositar su valor en la casa matriz del Banco Nacional
de México, y así liquidaron la suma convenida a los señores Alcocer.
Los operadores de la planta eran: Miguel Pacheco, Sixto Hernández,
Juan Galván y Ángel Gallegos. Electricistas: Alfonso Turrubiates y Perfecto
Amador pagador de aguas Eugenio Granados; velador de aguas Gabino Palmares; el
gerente administrador: Eleazaro Martínez y el comisario encargado Tirso Pacheco
Pérez. Las oficinas de la empresa estaban en calle 5 de mayo No. 9 (sitio donde
ahora es una plaza comercial).
El 17 de noviembre de 1942, se firmó el contrato de
compraventa, los señores Amado Alvarado y Eleazaro Martínez Sosa procedieron la
legalización.
De la nueva acta constitutiva, ocuparon la administración y
emitieron nuevas acciones.
Con la asistencia de cerca de cien socios, se nombró una
directiva provisional: presidente Amando Alvarado, los escrutadores fueron Juan
Verastegui López, Daniel Cabrera y J. Secretario Amando Alvarado, Secretario Nicolás
Robles Tesorero Bernardo Noyola, Primer Vocal José M. Martínez. Segundo Vocal José
A. Mata. Tercer Vocal Daniel Gama. Cuarto Vocal Daniel Salcido.
Las instalaciones quedaron en poder de Eleazaro Martínez
sosa, como depositario mientras se arregló la documentación, quien
posteriormente fue administrador general. Las personas que avalaron el crédito
fueron: Amando Alvarado $3,000.00, J. refugio López ídem, José M. Martínez
ídem, Ignacio Noyola, ídem, J. Nicolás Robles, ídem Julián Gómez Palacio ídem.
Para el 21 de mayo de 1944, solo quedaba un saldo por pagar
de $576.76 por cada uno de los fiadores; por lo cual, don Armando Alvarado, en
su calidad de presidente del consejo directivo provisional, convoco a una junta
para el primero de febrero, en su casa de calle Guerrero No. 25, actual “Centro
Medico” donde se informaron los avances. Los escrutadores fueron Juan
Verastegui López, Daniel Cabrera y J. Guadalupe López.
Si bien las cifras de producción casi eran las mismas;
también las cuotas se mantuvieron fijas. Sin embargo nunca falto la caída de
agua para mover el dinamo; pero si, la necesaria para satisfacer la demanda de
energía eléctrica que exigía la población. Legalmente, la cantidad de líquido está
limitada a las aguas baldías; es decir, a “los sobrantes” del brazo del Carmen
de acuerdo a la concesión a favor de don Manuel Verastegui Suarez y al
reglamento de Aguas expedido el 11 de julio de 1898, que regulaba la
distribución de las porciones que les correspondían a los municipios de
Rioverde y de Fernández, además no tenía derecho a determinada cantidad,
tampoco a exigir más agua, sin contemplar que crecía la demanda del flujo
eléctrico y la planta requería mayor caudal.
Atento al problema, don Amando dio sus puntos de vista: dado
que la planta producía 100 KW equivalente de 1,800 a 2,000 lámparas de 40 watts,
estimaba el equipo en un valor no menor de $100,000.00 para obtener el doble de
la producción se necesitaba reunir cuando menos $400,000.00 para formar un
fondo de $500,000.00 como capital de la sociedad. Para lo cual, se emitiría 80
acciones de $5,000.00 cada una.
Así la sociedad, instalaría otra planta eléctrica, dentro o
fuera de los terrenos de San Isidro; después, una fábrica de hielo aprovechado
la energía eléctrica de la nueva planta.
Además, el 8 de febrero de 1946, los rioverdenses trataron
de asociarse a la compañía hidroeléctrica de “Rio Micos” cuya construcción está
por terminarse, propiedad del señor Mariano Niño; para tal efecto, se reunieron
los señores Juan Verastegui López, Laura Ramírez Verastegui y eleazaro Martínez
sosa, presidente, secretario del consejo de administración y administrador de
la carta de Eleazaro Martínez Sosa, México, D.F., a Amando Alvarado. Rioverde,
17 de octubre e de 1942.
Planta “San Isidro” respectivamente, con los señores Enrique
Zubiaga, Rubén Acuña, Arturo Tobías, estos vecinos de Cárdenas, s. L. P. así
como los señores Fabián Nieto N. Ramón Orozco H. ingeniero Mariano Niño y don
Antonio salgado, para estudiar la posibilidad de llevar la corriente del Rio
Micos a las ciudades de Cárdenas y de Rioverde, sin embargo no se concretó.
Por ello, en 1949, el gobierno del estado confirmo la
concesión del uso del sobrante de las aguas del brazo del Carmen, para producir
electricidad. “en este año, el licenciado Lorenzo Nieto era el presidente del
consejo de administración; don Amando Alvarado el tesorero y el gerente don
eleazaro Martínez.
Después de todo, la planta seguía girando pacientemente, con
la turbina de 150 caballos, la dinamo de 100 k.v.a., acoplado a un excitador
movido por la caída del agua de 17 metros. Los operadores eran Cesáreo Ávila,
Roberto Carreón, Sixto Hernández, Miguel Pacheco Salinas y Alfonso Turrubiates.
Además Juan Galván y Franco Cruz entre otros.
Fue hasta el año de 1954 cuando en un proceso de
nacionalización de la industria eléctrica, la comisión federal de electricidad adquirió
el equipo, cuarto de máquinas y además bienes de la antigua planta de San
Isidro; así mismo absorbió al personal, procedió a su reacomodo e inicio la
ampliación de redes de distribución.
Además, realizo el cambio de contrataciones de las
instalaciones caseras. La antigua planta dejo de trabajar hasta el 1º. De mayo
de 1955, cuando fue sustituida por la unidad que construyo C.F.E. en la
prolongación de la calle Aldama, donde generaron electricidad dos máquinas: una
inglesa y la otra suiza, y se mejoró el servicio.
Después, construyo otra unidad en la prolongación de la
calle bravo, donde instalo cuatro generadores. A pesar de eso, aun en los años
cincuenta y sesenta había frecuentes apagones, por consiguiente había que
encender los quinqués; lo que después de todo, ya no era novedad.
Fue hasta el 29 de mayo de 1971, cuando rioverde conto con
sobrada corriente eléctrica, al ser alimentada la línea de conducción con la
que llego desde la hidroeléctrica de Malpaso, Chicapas para ello se construyó
la subestación del Puente Verastegui, con una capacidad de 15,000 y; después,
se substituyó por la energía que proviene de Altamira, Tamps.
En los esfuerzos por proporcionar a Rioverde del nivel que
requiere la modernidad, que da el abasto del flujo eléctrico, han perdido la
vida en servicio Artemio Rivera y Noé Escobar Guevara; el primero, en la década
de los treinta y el segundo, el 31 de diciembre de 2002.
Los secretarios sindicales han sido: Sixto Hernández Torres,
Alfonso Turrubiartes, Sixto Hernández García, Antonio Amador Hernández, Félix Díaz
Díaz, Valente Maldonado Domínguez, Ponciano Meléndez Reyes y J. Jesús Gallegos
Turrubiartes.
Datos tomados de José J. Alvarado
Ricardo Castillo Robles Cronista de la Ciudad
Fotos del Archivo Histórico Municipal