domingo, 28 de febrero de 2016

José Catarino Verastegui Correa-El ultimo duelo a muerte en México

José Catarino Verastegui Correa nació en Rioverde el 18 de marzo de 1838. Fue hijo de Manuel Verastegui Suarez y Joaquina Correa Salinas. Después de terminar su instrucción primaria y de los conocimientos que pudo adquirir durante aquella época, se dedicó a la agricultura en una finca de campo de Odón, su hermano mayor. José Catarino gozo de gran estimación y simpatía, fue ejemplar ciudadano y un buen padre de familia. Era honrado y hábil, cualidades que demostró en la Jefatura de Hacienda, en donde por muchos años presto sus servicios.
A los 21 años de edad se trasladó a la ciudad de Querétaro como administrador principal del Correo, después en la reorganización de la línea del Correo de México, Guadalajara y Tepic, en la Aduana del Estado de Jalisco descubrió un desfalco e hizo efectivas las responsabilidades. De ahí lo comisionaron  a la frontera norte en donde reorganizo el Cuerpo de Vigilancia, desocupo a los corruptos e ineptos y puso en su lugar hombres aptos de acrisolada honradez.
En 1867, en la ciudad de Querétaro, gracias a su grado de Capitán y a sus méritos en la administración publica, fue nombrado Vocal del Consejo de Guerra que juzgo al infortunado archiduque Maximiliano de Habsburgo y a sus compañeros Miguel Miramón y Tomas Mejía. En 1881, lo postulaban para Gobernador del Estado, pero todo quedó en un buen esfuerzo, pues el General Porfirio Díaz lo nombro Administrador General del Timbre.
En 1882 fue Administrador de la Aduana Fronteriza de Laredo, en la ciudad de México fue designado Jefe principal de la Administración General del Timbre. Cuando ostentaba ese cargo fue retado a duelo a muerte por el Coronel y Diputado Francisco Romero, debido a que escucho cuando lo tacho de inepto y desprestigiaría al ejército, por lo que le exigió una explicación.
Al no encontrar respuesta, le pidió que buscara sus testigos que el haría lo propio. Fue así como se acordó el duelo que se realizaría a las 4 de la tarde del 12 de agosto de 1894. Francisco Romero nombro sus testigos el señor Barreto y el Coronel Lauro Castillo, y Catarino Verastegui nombro al Lic. Ramón Prida y a don Apolinar Castillo, y como juez de campo se desempeñó el General Sostenes Rocha.
El desafío fue con pistola, a treinta pasos de distancia cada uno. Se enfrentaron en los alrededores del panteón español. El General rocha dio la voz de atención, los combatientes estaban alerta y sonó la voz de mando, empezando el conteo hasta tres y se escucharon dos disparos simultáneos.
El señor Catarino Verastegui dio un paso adelante girando sobre el pie derecho y cayo violentamente en los brazos de los testigos que acudieron, la bala entro por el costado derecho y salió por la espalda, el señor Romero avanzo hacia Verastegui, y descubriéndose respetuosamente se retiró del lugar. Mucha gente fue a velar a Catarino Verastegui, ya que era una persona muy querida, por su parte el Coronel Romero, rindió su declaración en su casa ante el juez, en razón de su investidura como Diputado: sin embargo, fue desaforado pasando pocos meses en prisión, pues los legisladores expidieron una ley de Amnistía.
El juez sentencio a romero por el delito de homicidio en duelo, la pena fue de 3 años 4 meses de prisión, y condenado a pagar $ 1,800.00 pesos de multa o 100 días de más de cárcel, además se le obligaba a indemnizar a la viuda con $ 4,500.00 pesos anuales, con mensualidades adelantadas por 18 años, también debería pagar $ 400,00 pesos por los costos del sepelio.

Así es como sucedió el último duelo registrado en México.

Fuentes:

Historiador, Lic. José de Jesús Alvarado Orozco
Cronista de la Ciudad, Lic. Ricardo Castillo Robles
Archivo Histórico Municipal, LCC. Lucas Hernández Salinas

domingo, 21 de febrero de 2016

Mesones y hoteles de Rioverde

Calle 5 de mayo "Hotel Santander"
En Rioverde en sus principios para recibir a los visitantes se tenían hoteles pero también Mesones, como eran y parte de su historia se la presentamos tomándola de el Libro "Los Cervantes Lucio y algunos datos de Rioverde" escrito por Jose de Jesus Alvarado Orozco.

Era el hospedaje público donde llegaban los viajeros con sus caballerías y carruajes, se daba servicio a los muleros con sus recuas, sus cargamentos. Había sitio para animales de tiro o carga, pastura, agua, y asistencia para los viajeros y comerciantes que trasladaban sus mercancías a lomo de bestia. Eran los antiguos moteles muy comunes en todos los pueblos.
De los mesones que se tiene noticia: el que estaba en la propiedad del doctor Eleno Cervantes. Fue de los últimos que existieron, permaneció hasta 1959, cuando doña Raquel Cervantes lo vendió para que se construyera el mercado Colon era conocido como El Mesón de Doña Demetria, donde la gente de los ranchos alquilaban un petate y existía un área para amarrar los burros, los caballos. La mayoría de esas personas eran comerciantes que llegaban a vender sus mercancías, como escobillas, lechuguillas que se usaba mucho para lavar ropa, pisos. También se vendía abrojo que era una raíz y se utilizaba para lavar la ropa negra y para los vasos. No existían los detergentes.
Mesón de Inés Navarro de  José María Verastegui. Se ubicaba en 4ta. De Reyes.
Mesón de las Palomas, ubicado en la actual calle 5 de mayo, antes Aldama, propiedad de Jesús P. Castillo y Francisca Cervantes.
Por los años veinte, Ma Dolores Cervantes, tenía otro mesón ubicado en la calle de Allende, comprendía la cuadra entre calle del Campo santo actual Reyes y Plaza Principal. Ahí llegaban húngaras, así se les denominaba a las gitanas, estas le enseñaron a Helly a echar las cartas y a adivinar la suerte cuando iba a saludar  su tía Lola.
También la casa que fue de Doña Ramona fue hotel. Mismo que trabajo Queta Mendoza, luego Hotel Monterrey de Marcos Valdivia, después Hotel Palma por Matiana Puebla, Posada San José, por Julio Flores.
Hotel del Casino Rioverdense
Estaba ubicado en la plaza Principal, según fotografía de las casas de la ex hacienda de la boquilla o en la casa de los Hernández, por 1906, el propietario era Pedro Gallardo. Se anunciaba con cuartos amueblados y bien ventilados, servicio esmerado, con cantina y billares anexos.
El Cosmopolita
Por 1906, Benjamín Rodríguez Gómez, fue propietario de un negocio de restaurante, hotel, con servicio de imprenta en el interior, teléfono y luz eléctrica. Además la edificación, en diferentes épocas, fue oficina de la compañía eléctrica San Isidro, de la asociación de Citricultores y hotel.
Hotel propiedad de María R. Rodríguez (esposa de Juan F. Barragán) ubicado en 1ª. Calle de Ponce. Se cita en el directorio del Álbum Rioverdense de 1902.
Hotel Central
Antiguamente se llamó El Mesón de las Palomas, pero se remodelo. En 1915 el edificio era propiedad de Filemón Alvarado, tenía habitaciones amuebladas, ventiladas, higiénicas, y con asistencia. La construcción contaba con ocho ventanas con reja de fierro que daban a la actual calle 5 de mayo y Moctezuma. Eran 17 piezas. En 1918, Filemón con la familia se trasladó a la capital del Estado, y rento el hotel Central a Refugio Vda. De Mendoza.
Hotel Santander
En la casa de la hacienda del Jabalí, después el hotel principal. Ahí llegaron toreros, artistas, se hospedaba el general Saturnino Cedillo, ubicado en la calle 5 de Mayo esquina con Moctezuma, a principio del siglo XX se organizaban los bailes de gala.
El 8 de noviembre de 1920, Jorge Izar comerciante de nacionalidad palestina celebro contrato de arrendamiento con Otilio Rivera, respecto  dicho edificio para hotel.
La señora Cristina Humara viuda de Madrazo al final de  los años veinte, rento el hotel para trabajarlo. Era española, con posibles orígenes la provincia de Santander, después lo trabajo León García Corral, también emigrante español.
Hotel Montecarlo, después hotel Victoria actual edificio Azteca.
En plazuela de la Independencia letra G. de dos plantas perteneció a principio del siglo XX a la hacienda de Plazuela propiedad de Manuel de la Tejera Aragón y Fermina Navarro Castro. Fue heredado a María de la Tejera de Álvarez, quien el 20 de octubre de 1923, lo vendió a don Armando, la planta alta la ocupo hasta 1942 como su casa habitación, y la baja para bodegas que rentaba a Ignacio Ruiz.

Fotografía del Archivo Histórico Municipal.

lunes, 15 de febrero de 2016

Dr. Eleno Cervantes “El Apóstol del Árbol”

La historia de cómo nació en Rioverde “La Ciudad de los Azahares”

Desde estudiante se interesó por la botánica, al grado de que su profesor le dedico uno de sus mejores libros por ser un distinguido alumno. Aun se encontraron en sus textos de consulta, hojas disecadas de las muestras que recolectaba.
Continuo su investigaciones y cultivando especies particularmente de ornato. Llevo los cintos chicos, cierta clase de lirios, las variedades de agrios: Rubí y San Miguel. Vislumbro el futuro de la zona, al abrirse a la comunicación por el ferrocarril, se comercializarían los cítricos al mayoreo; su volumen en aquel entonces se extraía por el sistema de recuas. Fue delos pioneros que impulsaron el cultivo del naranjo en mayor escala, de los primeros cultivadores de frutales que lo hizo en grande, sus huertas eran de las mejores… Con este impulso la localidad se convirtió en una ciudad naranjera, sostén de la economía por muchos años.
Inés Verastegui lo refiere así: La tierra que a su llegada había fascinado al doctor estaba dedicada en su mayor arte al cultivo de la caña de azúcar y era una de las industrias más florecientes, pues no solo en el pueblo sino en todas las haciendas se elaboraba el piloncillo y alcohol de calidad.
Todos los naranjos que existían eran árboles que habían acido de semilla, pero el doctor introdujo naranjos injertados con las mejores variedades, y aprovechando que fungía como presidente planto naranjos dulces en todas las plazas y calles que se prestaban para ello. Como fue la calle José María Verastegui y la de Reyes, a esta se le conoció como la calle de los Naranjos, porque el doctor la adorno con sus árboles favoritos, y construyo bancas llamadas glorietas.
Cuando alcanzaban de 1.50 m. de altura, hacia una fiesta en la cual aprovechaba la oportunidad para exaltar las cualidades de toda clase de árboles y el papel que desempeñaban en la naturaleza. Para el Ayuntamiento, el fruto aportaba la no despreciable cantidad de doscientos pesos anuales. El pueblo tenia oxígeno y sombra y el ayuntamiento dinero. ¡Benditos naranjos!.
Así el “Apóstol del Árbol” inicio la industria citrícola en grandes proporciones, los agricultores se abastecieron con las yemas de los naranjos dulces plantados en las calles para injertar sus viveros y después poblar los huertos con el árbol de las manzanas de oro, que con los años constituiría la principal fuente de ingreso de los rioverdenses y convertiría el lugar en una entidad naranjera por excelencia.
Colaboro en el Centro Agrícola Industrial Potosino que se fundó el 27 de mayo de 1905, con el objeto de procurar el progreso y adelanto de la agricultura y la industria, y el 19 de septiembre de 1906 recibió en compañía de James Reed el primer premio por su participación en cultivo de tabaco en rama.
Es asi como dio inicio la gran industria de la naranja en esta región y que nos dio personalidad y fuimos conocidos con el tiempo como “La Ciudad de los Azahares”
Crónica tomada del “Los Cervantes Lucio y algunos datos de Rioverde” de José de J. Alvarado Orozco.

Foto del Archivo Histórico Municipal.

domingo, 7 de febrero de 2016

TIROTEO EN MOJARRILLAS EN LA REBELION CEDILLISTA

El último encuentro entre tropas federales e insurrectos fue organizado por Pascual Gerardo en el lugar denominado Mojarrillas, como a siete kilómetros de Rioverde. El hecho ocurrió a las 18:00 h del 20 de mayo de 1938, cuando una partida de cedillistas había levantado un tramo de vía del ferrocarril a San Bartolo.
Apoyaban la rebelión el mayor Felipe Martínez, Epifanio López de Cárdenas, Prisciliano Méndez de San Ciro. El mayor Catarino Gallegos de San Francisco, Anaya, Quintero, Ramón Rivera, Serafín Camacho, Pablo Martínez Reyna, José María Méndez, Loza Márquez, entre otros líderes campesinos, principalmente, de La reforma, del Refugio, Plazuela y Rioverde.
Para ello, en una imprenta local imprimieron el decreto donde el Gobierno del Estado desconoció al federal, y El Manifiesto Personal de Cedillo, explicaba las razones de la revuelta.
El contingente se formó con gente de la región. En los llanos de Pastora esperaron al tren que se acercaba con lentitud aparejado con columnas de caballería.
El ejército improvisado defensor de la ideología que enarbolaba Cedillo se enfrentó en línea perpendicular, hasta quedar a una distancia visible. Los representantes con sus asistentes se encaminaron hasta su encuentro, después se caldearon los ánimos y se dispararon sus armas.
Una ráfaga de ametralladora marco la línea a lo ancho de la caballería cedillista, suficiente para que los insurrectos se dispersaran, los que traían buenos caballos y sabían montar saltaban las cercas en su huida. Caballos sin jinete corrían sin destino, puesto que muchos voluntarios no sabían ni montar y se caían, algunos no se detuvieron hasta el cerro del Guajolote, en donde permanecieron escondidos para regresar como si no hubieran participado.
Se registran los fallecimientos: el soldado federal Guadalupe Pérez Cisneros, oriundo de Zacapo Mich. Del 17 Regimiento de Caballería. Francisco Zaragoza Mendoza, FSM de Oxtlan, y el 26 de agosto de 1938, el teniente Rafael Cortes García, en la comandancia de la guarnición en calle de Díaz Sandi (actual mollinedo), las bajas de los cedillistas no aparecen registradas.
Una avioneta del ejecutivo federal, arrojo volantes donde invitaban a los alzados a deponer las armas, que no habría represalias. Los militares desembarcaron en la estación y entraron por la calle Real, los simpatizantes de Cedillo salían desterrándose a diversos lugares, como al estado de Querétaro. El señor W. C. Hallidey ofreció el edificio del internado, el cual fue ocupado como cuartel.


Crónica tomada del Libro Los Cervantes Lucio y algunos datos de Rioverde de José J. Alvarado Orozco.
Foto del Archivo Historico de Rioverde.