El último encuentro entre tropas federales e insurrectos fue
organizado por Pascual Gerardo en el lugar denominado Mojarrillas, como a siete
kilómetros de Rioverde. El hecho ocurrió a las 18:00 h del 20 de mayo de 1938,
cuando una partida de cedillistas había levantado un tramo de vía del
ferrocarril a San Bartolo.
Apoyaban la rebelión el mayor Felipe Martínez, Epifanio López
de Cárdenas, Prisciliano Méndez de San Ciro. El mayor Catarino Gallegos de San
Francisco, Anaya, Quintero, Ramón Rivera, Serafín Camacho, Pablo Martínez
Reyna, José María Méndez, Loza Márquez, entre otros líderes campesinos,
principalmente, de La reforma, del Refugio, Plazuela y Rioverde.
Para ello, en una imprenta local imprimieron el decreto
donde el Gobierno del Estado desconoció al federal, y El Manifiesto Personal de
Cedillo, explicaba las razones de la revuelta.
El contingente se formó con gente de la región. En los
llanos de Pastora esperaron al tren que se acercaba con lentitud aparejado con
columnas de caballería.
El ejército improvisado defensor de la ideología que
enarbolaba Cedillo se enfrentó en línea perpendicular, hasta quedar a una
distancia visible. Los representantes con sus asistentes se encaminaron hasta
su encuentro, después se caldearon los ánimos y se dispararon sus armas.
Una ráfaga de ametralladora marco la línea a lo ancho de la
caballería cedillista, suficiente para que los insurrectos se dispersaran, los
que traían buenos caballos y sabían montar saltaban las cercas en su huida.
Caballos sin jinete corrían sin destino, puesto que muchos voluntarios no
sabían ni montar y se caían, algunos no se detuvieron hasta el cerro del
Guajolote, en donde permanecieron escondidos para regresar como si no hubieran
participado.
Se registran los fallecimientos: el soldado federal
Guadalupe Pérez Cisneros, oriundo de Zacapo Mich. Del 17 Regimiento de Caballería.
Francisco Zaragoza Mendoza, FSM de Oxtlan, y el 26 de agosto de 1938, el
teniente Rafael Cortes García, en la comandancia de la guarnición en calle de Díaz
Sandi (actual mollinedo), las bajas de los cedillistas no aparecen registradas.
Una avioneta del ejecutivo federal, arrojo volantes donde
invitaban a los alzados a deponer las armas, que no habría represalias. Los
militares desembarcaron en la estación y entraron por la calle Real, los simpatizantes
de Cedillo salían desterrándose a diversos lugares, como al estado de
Querétaro. El señor W. C. Hallidey ofreció el edificio del internado, el cual
fue ocupado como cuartel.
Crónica tomada del
Libro Los Cervantes Lucio y algunos datos de Rioverde de José J. Alvarado
Orozco.
Foto del Archivo Historico de Rioverde.
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