Algunos
de mis recuerdos:
Ignacio
Martínez García “Nachito”
Parte III
Muchos de los recuerdos más gratos que
tengo son los que viví relacionados al fútbol. Recuerdo que en los primeros
años del fútbol en Rioverde, entre los primeros que empezaron a jugar se
encontraba el Padre Miguel Domínguez –por cierto, muy buen jugador– y el cual
era acompañado por su hermano Juan Domínguez, que también era jugador –como les
comentaba en relatos anteriores, los primeros que trajeron el fútbol a esta
ciudad fueron los jóvenes que se habían ido a estudiar al Seminario Mayor–.
En una ocasión que fuimos a jugar a
Plazuela, el público nos despidió con piedras e insultos, y no solo el público…
¡también los jugadores de Plazuela! En aquel entonces no había mucho civismo en
ese sentido, y en un arrebato porque el marcador del partido no les había
favorecido los ánimos se calentaron y ¡ni la investidura del Padre respetaron!
También recuerdo a otro Padre que también
jugó fútbol, nada más que éste jugaba con San Ciro. Recuerdo que en una
ocasión, el Padre iba driblando muy emocionado por toda la orilla de la banda y
de tan emocionado que iba no se había dado cuenta que ya había salido como 3 o
4 veces del campo, y aunque el árbitro pitaba, no oía por la misma emoción. El
Padre del que les hablo es el Padre Darío Pedroza, y actualmente es capellán en
La Pila.
Recuerdo que en los primeros años no había
torneos de fútbol, y era porque no había suficientes jóvenes para poder
organizar equipos y por lo tanto no alcanzaba para hacer torneos. Ya más
adelante empezó a organizar torneos y equipos el señor Domingo Escamilla de “El
Pedalito” –El Pedalito era la tienda de bicicletas, estaba ubicada sobre la
calle Francisco I. Madero, antes de llegar a La Calle del Comercio– y como ya nos juntábamos algunos compañeros
nos dio por salir a jugar fuera del municipio y a ese equipo que armamos se nos
ocurrió llamarle “La Selección”. Con este equipo fuimos a jugar a diferentes
lugares como: Agua Buena, Ébano, San Luís capital, Jalpan, Río Colorado, San
Ciro; estos lugares en ocasiones nos pagaban por ir a hacer la visita y jugar
contra sus respectivos equipos. Eran muy bonitas este tipo de experiencias
porque éramos recibidos con bombo y
platillo en muchos de los lugares a donde íbamos –aunque también en otros
lugares no nos recibieron muy bien que digamos–,
nos hacían comida y éramos muy bien recibidos, eran bonitas fiestas las que se
organizaban en cada lugar.
En aquellos tiempos cuando nada más éramos
un solo equipo, “La Selección”, teníamos algunos seguidores, aficionados que
nos acompañaban a todos los lugares donde jugábamos. Uno de ellos era Raúl Rodríguez, no jugaba pero todo el
tiempo andaba con el equipo para todos lados. Otro que también siempre nos
acompañaba era el “Chino Ventura”, en
realidad era Daniel Ochoa al cual de
cariño le decían “El Chino”, como él
tenía parientes en Agua Buena y seguido íbamos a jugar a ese lugar pues El Chino nos acompañaba, además de que
en ese lugar se tenía campo con pasto y era un equipo que a punto estuvo de
jugar en la segunda división, siempre contaban con el apoyo y el ingenio de las
personas de esa localidad; y como en Rioverde no existían canchas de fútbol y
mucho menos con pasto pues daba gusto ir hasta allá, además de que el equipo de
Rioverde era bien recibido ahí y hasta convivio se les hacía. Algunos de los
jugadores de Agua Buena que se recuerdan son “la liebre” y “la pájara”,
jugadores de verdad de calidad. El Chino
era el intermediario y el encargado de conseguir esos juegos.
Otro que recuerdo era don Vicente Robles, papá de Vicente Roble
hijo, mejor conocido como “Vichi”,
ellos eran dueños de la perfumería “El Edén” y que seguía también a todos lados
al equipo, además Don Vicente padre no solo era un seguidor más, sino que Don
Vicente era el de respeto, el que ponía el orden. Recuerdo que en una ocasión
que se fue a jugar a Tamasopo, al término del partido y cuando llegaba la hora
de regresar, la camioneta en la que íbamos se descompuso, y para poder
venirnos tuvimos que ir a la estación a
esperar el tren que venía para Rioverde, pues ahí lo esperamos, pero como
estaba Don Vicente no se hizo desorden alguno, todo transcurrió en completa
calma y con total organización porque él era una persona muy correcta y al que
todos le guardábamos respeto, él era como un “freno”. En ocaciones también
cuando se salía a jugar fuera se conseguía un camión de la Coca Cola por medio
de Juan Vázquez, que jugaba con nosotros y trabajaba en la empresa, con él nos
trasladábamos a diferentes lugares, antes no existían reglas tan estrictas y
Coca Cola prestaba su unidad para transportar a los jugadores.
A que tiempos….seguiremos contando mas adelante
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