Guerra de Reforma o Guerra de Los Tres Años
17 de
diciembre de 1858 hasta el 1 de enero de 1861
La Historia de México registra una
batalla librada entre fuerzas liberales y conservadoras que se escenificó en el
centro de ésta ciudad el siete de enero de 1861.
Rioverde, plaza estratégica durante La
Guerra de Reforma, en ésta fecha se encontraba en poder de fuerzas liberales al
mando del entonces Coronel Republicano Mariano Antonio Guadalupe Escobedo de la
Peña y otros liberales entre los que se encontraba el Jefe Político del Partido
Rioverde Teniente Coronel Luis F. Tenorio, quienes al tener conocimiento de que
el General conservador Tomás Mejía, indígena Otomí y quien naciera, en Pinal de
Amoles, Jalpan, Querétaro y quien venía a abatirlos, procedieron a atrincherarse
junto con su tropa compuesta por 300 hombres en los altos de la parroquia y en
el atrio en donde aún se encontraba el primitivo cementerio.
El ataque a la plaza comenzó a las
seis de la mañana con una fuerza de
1,200 hombres, un cañón y un obús. Desde el primer acontecimiento, al romperse
el fuego, Mejía había logrado emplazar sus plazas de artillería apuntando hacia
la parroquia en el cruce de las calles actuales de Reyes y Escandón. Habiendo
nacido allí la leyenda de que los remates inconclusos posteriores del tercer
cuerpo de la antigua torre habían sido volados.
Cinco horas duró la acción, hasta que
faltando parque a Escobedo, se rindió a discreción, entregando su espada al
vencedor; del que en verdad no esperaba clemencia pues tenía fama de
sanguinario. En el momento que Escobedo le entrega la espada a Mejía; el
primero bajaba de las escaleras de la iglesia y el segundo montado en su
caballo se dirigió a él y su corcel logró pisar los primeros dos escalones.
Escobedo fue encarcelado en casa de
Luis Jerónimo Tenorio Medrano, quien después se cambió el nombre por Luis
Felipe y lo abreviaba como Luis F. Tenorio, junto con ocho personas más, entre
ellas su dueño quien vivía en la esquina de plaza Constitución con calle Dr.
Javier Gallardo Moreno, Cabe mencionar que el libro
de entierros de la parroquia registra 45 muertos como saldo del desigual
combate.
El General Mejía, abandona la
población, ocho días después, en compañía de los prisioneros, dirigiéndose a
Jalpan, en plena Sierra Gorda en donde los recluye, después de unos días les
facilita la huida envueltos en petates de palma, cargados en burros, hasta
cerca de San Juan del Río, Querétaro en donde finalmente los dejan libres.
Varios años después, el 15 de mayo de
1867, fecha de la rendición del sitio de Querétaro, el archiduque Fernando
Maximiliano de Habsburgo, Miguel Miramón y Tomás Mejía caen prisionero en poder
del General Mariano Escobedo, quien al ver revertida la situación del hecho de
armas que sucedió en Rioverde, en reciprocidad quiso facilitarle la fuga a
Tomás Mejía, pero éste al saber que la gracia no se haría extensiva al
emperador declinó el ofrecimiento, mostrando con ello un ejemplo de heroica
lealtad castrense. Finalmente fueron fusilados en el Cerro de las Campanas en
Querétaro y con ello se concluyó la Guerra de Reforma.
Otro de los personajes que influyeron
en estos acontecimientos históricos fue el rioverdense José Catarino Verástegui
Correa, quien fue nombrado Vocal del Consejo de Guerra que juzgó al infortunado
Maximiliano de Habsburgo y a sus compañeros Miguel Miramón y Tomás Mejía, los
cuáles, como se dijo en líneas anteriores fueron fusilados. Cabe decir que
Catarino Verástegui participa en el último duelo con pistola que se libró
formalmente en México, con el duelista consuetudinario coronel Francisco Romero
y es allí donde muere el 12 de agosto de 1894.
Fuentes:
Relatos e Historia en México. Año VI,
número 62
José Guillermo Alvarado Orozco
Archivo Histórico Municipal
Cronista de la Ciudad
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