domingo, 29 de octubre de 2017

EL PERRO NEGRO



En cada casa normalmente hay historias que se trasmiten de generación en generación y esas son de todo tipo, pero las historias de miedo normalmente son las que mas favorecen a la gran mayoría, en todos los lugares tenemos a una llorona a un ahorcado o a una yunta sin bueyes, por estas fechas de los fieles difuntos se acrecienta mas el recordar estas historias; es por eso que les presentamos una historia que algunos o muchos hemos oído, disfrútenla.

EL PERRO NEGRO

En la acequia que cruza la calle Galeana aquí en Rioverde y donde anteriormente estaba al descubierto y existió un legendario y enorme sabino se han suscitado hechos sobrenaturales, existen actualmente vecinos, que da fe de inusitados sucesos; cuentan de una señora y una joven de aquella época, que gustaba de los juegos de azar y venían precisamente de una sabrosa partida de póker, cuando repentinamente al cruzar por dicha acequia, de súbito se les atravesó un enorme perro negro, que casi las derriba, desapareciendo ante sus atónitos ojos, de la misma forma como se les había presentado, siendo tanto su miedo que se juraron jamás volver a tener una baraja entre sus manos haciendo buena la frase tan nuestra; de que, El Miedo no anda en Burro…

En ese mismo lugar un señor de sobrenombre Pino, actualmente radicado en Tampico, al venir a su casa, que precisamente daba a la esquina, al llegar a esta en estado de ebriedad, en las h más pesadas de la noche se le presento un enorme animal, que en un principio le pareció un asno, pero al tenerlo más cerca se dio cuenta que se trataba de un gigante perro negro, con una mirada rojiza y penetrante, sintiendo estremecerse toda su humanidad al grado de que hasta lo ebrio se le quito, finalmente se perdió en la propia acequia sin dejar rastro.

Allá por los años 50´s a una conocía familia vecina de la calle Galeana, cuando no existían lámparas en las obscuras calles citadinas, una señora, con su pequeña hija de ocho años, a la que con cariño nombraba “nena”, al atravesar la multicitada acequia, de súbito fue depositada en medio de esta y aterradas madre e hija lloraban y gritaban, hasta que unas personas vinieron en su auxilio y rescataron a la pequeña que estaba a sobre una piedra pero lo extraño de esto; es que no se mojó el vestido ni calcetas, increíble ¿verdad? Pero, así lo asignan.

Tomado del Libro “Miscelánea Rioverdense” de José J. Alvarado Orozco

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