La plaza de Rioverde ha tenido varias
transformaciones a través del tiempo, desde un Kiosko, una Pérgola y la
Explanada actual; en cada una de ella se han tejido historias del pueblo, de la
gente, llanto y risas ha formado parte de un Pueblo que no olvida nada y cada
evento lo guarda en su memoria.
Don Lamberto Olivo nos lleva con su relato
al tiempo en el que estuvo el kiosko en la plaza de Rioverde.
Desde que yo tuve uso de razón, el Kiosco
ya existía y mi mamá me llevaba los domingos a la plaza y nos sentábamos en una
de aquellas bancas de fierro que le daban un gran colorido a dicha plaza, ahí
como era yo todavía pequeño siempre estaba al lado de ella y aunque yo no
comprendía algunas cosas, si, escuchaba aunque sin entender las melodías que
tocaban en el Kiosco como la Banda de los Once Viejos, la gente acudía los
jueves y domingos a dar la vuelta como se decía, o no sé si así se dirá todavía,
la serenata constaba de dos horas de las 9 a las 11 y todos se paseaban al
derredor de dicha plaza. Pasó el tiempo, yo crecí y comencé a tener amigos que
eran alumnos del colegio y fue cuando por la tarde nos reuníamos bastantes
chamacos de diferentes escuelas a jugar a lo que llamábamos parque, liga o
ligazo, éste consistía en usar una liguita entre los dedos pulgar e índice
colocarle en un extremo un pedacito de cáscara de naranja se le jalaba a la
liga y se le lanzaba a un compañero y formábamos dos bandos en los cuales el
Kiosco se transformaba en campo de batalla; había que ver la cantidad de
chamacos que corrían alrededor de dicho Kiosco atacando a los que estaban
arriba y escuchándose inmensa algarabía por ambos bandos. El Kiosco también se usó
como punto de reunión de los mítines políticos que se hacían cuando se promovía
un presidente municipal, un candidato a gobernador, de los que me recuerdo son:
León García, que peleó la gobernatura a Reynaldo Pérez Gallardo, siendo éste el
triunfador, lo usaron también Gonzalo Santos, Ismael Salas y como candidatos a
la presidencia de la República: Ruiz Cortines y el general Rojo Gómez. Fue
también escenario de varios gritos de independencia antes de efectuarlos en la
presidencia, también en Los cómputos que se efectuaban en los meses de
septiembre para elegir a la Reyna de las fiestas patrias. Varios años también
fue utilizado para llevar a cabo los sorteos de los conscriptos que iban a ser
llamados a varios estados de la República a prestar su servicio militar. Yo
para mí, me dejó muy hondos recuerdos pues el Kiosco también sirvió como
testigo mudo de los enamorados que se iban a apostar a su alrededor y
entregarse a dulces coloquios; y ahí me cuento yo, pues ahí le declaré mi amor
a la que fue mi novia y después mi esposa hasta el último día de su vida.
Miguel Alemán también fue de gira, pero él ya dio su discurso desde el balcón
del segundo piso del Hotel Plaza. De este Kiosco se contaban algunas leyendas,
que nunca supimos la verdadera realidad, se decía que en su interior en la
parte de abajo corría un túnel que había sido de bandidos que se ocultaban ahí
y que servía para acarrear sus botines, ¿verdad o mentira? Nunca lo supimos.
Termina así su relato don Lamberto, dejándonos
un sabor de boca dulce por evocar aquellos tiempos.
Foto tomada del Museo Regional del
Rioverde.
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