domingo, 3 de abril de 2016

Adoquinado de las calles de Rioverde



En 1878 las arterias urbanas eran de terracería y estaban en malas condiciones pero a fines de ese siglo XIX en la administración municipal del doctor Eleno Cervantes (Presidente Municipal) se pavimentaron con piedra azul, o del rio. Las primeras en recibir esta mejora las más céntricas. El empedrado formaba figuras geométricas y el arroyo situado al centro de la calle era de nivel inferior, a manera de media caña para que en época de lluvia el agua corriera entre las piedras donde se acumulaba una capa de arena brillante y humedecida que le daba una grata apariencia.
En 1941, don Amando concientizo a los vecinos para que aportaran una cooperación para pavimentar las calles, que aunada a los productos de la empresa del Agua Potable, y el apoyo del ayuntamiento logro la nivelación y embanquetado de las arterias más céntricas de la ciudad, con baldosas de piedra; la de Iturbide y las del rededor de la plaza principal. Los propietarios de los edificios costearon la inversión, con excepción de las fincas propiedad de los municipios situados al norte y sur de la plaza constitución, que fueron pagadas por los miembros de la referida Junta de Mejoras. Esta obra constituyo el principio de la pavimentación con piedra cuadrada.
Como algunos de los dueños de casas se negaron a pagar la contribución que se fijó, no obstante que las propiedades aumentaban de valor, el Organismo solvento el costo de este pavimento para que la ciudad luciera uniforme.
Previamente se construyó un drenaje de grandes blocs de cantera pulida del Puente del Carmen, que debió representar un esfuerzo por la dimensión de las losas. La mayoría de las casas contaban con fosas sépticas que hacían las veces de drenaje.
Se instaló muy escasa toma domiciliaria. La mayoría de las fincas se surtían a través de pipas expendedoras de tracción animal, que daban un aspecto provinciano. En ese tiempo presidia la administración municipal Francisco Rocha Mendoza (1941-43).
Los adoquines llegaron por tren y eran de un tono claro. Guardaba el pueblo una identidad propia, con sus fachadas tradicionales, pintadas de amarillo o rojo ocre, puertas de mezquite. Había pocos anuncios y muy escasos autos, pero si una cantidad de solkis. Bajo los puentes de las calles pasaban las aguas diáfanas de la Media Luna, y los domingos constituían una verdadera fiesta. La plaza, el mercado, y las principales calles se llenaban de gente, porque de las rancherías, tanto del valle como de la sierra, llegaban a oír misa y comprar mandado.
El cambio del embaldosado de piedra cuadrada por pavimento de cemento hidráulico se inició en noviembre de 1967, con la construcción del tramo del lado norte de la plaza principal frente a la presidencia municipal, previa instalación de la tubería para agua y drenaje para toda la ciudad naranjera.
Las válvulas del sistema de agua potable con tomas domiciliarias se abrieron el 7 de abril de 1967; esta obra se realizó bajo la meritoria administración de Tomas González Landaverde. Las del doctor Carlos Gama Morales, como el doctor Manuel Gaviño Regil pavimentaron el primer cuadro de la ciudad, lo que transformo la imagen urbana, de la que, en otrora época fue llamada “La Perla del Oriente”

Tomado del Libro “Los Cervantes Lucio y algunos datos de Rioverde” de Jose J. Alvarado

Foto del archivo Municipal de Rioverde

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