En 1878 las arterias urbanas
eran de terracería y estaban en malas condiciones pero a fines de ese siglo XIX
en la administración municipal del doctor Eleno Cervantes (Presidente
Municipal) se pavimentaron con piedra azul, o del rio. Las primeras en recibir
esta mejora las más céntricas. El empedrado formaba figuras geométricas y el
arroyo situado al centro de la calle era de nivel inferior, a manera de media
caña para que en época de lluvia el agua corriera entre las piedras donde se
acumulaba una capa de arena brillante y humedecida que le daba una grata
apariencia.
En 1941, don Amando concientizo
a los vecinos para que aportaran una cooperación para pavimentar las calles,
que aunada a los productos de la empresa del Agua Potable, y el apoyo del
ayuntamiento logro la nivelación y embanquetado de las arterias más céntricas
de la ciudad, con baldosas de piedra; la de Iturbide y las del rededor de la
plaza principal. Los propietarios de los edificios costearon la inversión, con
excepción de las fincas propiedad de los municipios situados al norte y sur de
la plaza constitución, que fueron pagadas por los miembros de la referida Junta
de Mejoras. Esta obra constituyo el principio de la pavimentación con piedra
cuadrada.
Como algunos de los dueños de
casas se negaron a pagar la contribución que se fijó, no obstante que las
propiedades aumentaban de valor, el Organismo solvento el costo de este
pavimento para que la ciudad luciera uniforme.
Previamente se construyó un
drenaje de grandes blocs de cantera pulida del Puente del Carmen, que debió
representar un esfuerzo por la dimensión de las losas. La mayoría de las casas
contaban con fosas sépticas que hacían las veces de drenaje.
Se instaló muy escasa toma
domiciliaria. La mayoría de las fincas se surtían a través de pipas
expendedoras de tracción animal, que daban un aspecto provinciano. En ese
tiempo presidia la administración municipal Francisco Rocha Mendoza (1941-43).
Los adoquines llegaron por tren
y eran de un tono claro. Guardaba el pueblo una identidad propia, con sus
fachadas tradicionales, pintadas de amarillo o rojo ocre, puertas de mezquite.
Había pocos anuncios y muy escasos autos, pero si una cantidad de solkis. Bajo
los puentes de las calles pasaban las aguas diáfanas de la Media Luna, y los
domingos constituían una verdadera fiesta. La plaza, el mercado, y las
principales calles se llenaban de gente, porque de las rancherías, tanto del
valle como de la sierra, llegaban a oír misa y comprar mandado.
El cambio del embaldosado de
piedra cuadrada por pavimento de cemento hidráulico se inició en noviembre de
1967, con la construcción del tramo del lado norte de la plaza principal frente
a la presidencia municipal, previa instalación de la tubería para agua y
drenaje para toda la ciudad naranjera.
Las válvulas del sistema de agua
potable con tomas domiciliarias se abrieron el 7 de abril de 1967; esta obra se
realizó bajo la meritoria administración de Tomas González Landaverde. Las del
doctor Carlos Gama Morales, como el doctor Manuel Gaviño Regil pavimentaron el
primer cuadro de la ciudad, lo que transformo la imagen urbana, de la que, en
otrora época fue llamada “La Perla del Oriente”
Tomado del Libro “Los
Cervantes Lucio y algunos datos de Rioverde” de Jose J. Alvarado
Foto del archivo
Municipal de Rioverde
No hay comentarios:
Publicar un comentario