domingo, 14 de enero de 2018

Mayor Felipe Martínez

Esta es la historia de quien se levantó en armas en la fallida rebelión de 1938 en contra del gobierno del Gral. Lázaro Cárdenas. Así, por dieciséis años vivió de rebelde en el llano y murió peleando. Los titulares de los periódicos refirieron: combaten a tiros federales y rebeldes. Tropas del 34 batallón de Infantería y del 51 Cuerpo de Defensas Rurales, durante un tiroteo sostenido con un grupo de facinerosos al mando del ex mayor cedillista Felipe Martínez, dieron muerte a este y a su sobrino Filiberto. En el Capulín tenía el cuartel general.
Pero, ¿Quién fue el mayor Felipe Martínez? Nació en Ciudad Fernández, por 1895, en 1930 vivía en la calle Álvaro Obregón de Ojo de Agua de Solano, después vecino de la colonia militar 20 d Noviembre, doña Marcelina Castro era la señora de él, un hombre grande, trigueño.
Nació en la majada de los Patios, entre San Francisco y Santa Rita, hijo de Prospero Martínez y Eustolia López. En un principio peón oprimido, inconforme con el sistema su padre busco a los líderes regionales y se unió a ellos en contra del gobierno, llevo a su hijo Felipe y se lo presento a Magdaleno Cedillo, y este le dijo:
Estas muy joven y ¿ya sabes a lo que vienes? En esta lucha si no matas te matan. Anduvo padre con hijo en los diferentes enfrentamientos peleando al lado de Magdaleno Cedillo, hasta que en los combates de San Francisco de 1915, el ya capitán Prospero Martínez cayó muerto en el Sabinito. Entonces los rebeldes pidieron que Felipe los comandara, de principio se rehusó porque aún era muy joven pero después acepto.
Cuando cayó muerto el Gral. Magdaleno Cedillo, en noviembre de 1917, lo sustituyo su hermano Saturnino Cedillo y Felipe siguió peleando a su lado.
Hasta que se adhirió al Gral. Álvaro Obregón, al triunfo de este, Felipe formo parte del ejército regular y lo comisionaron para abrir y fundar la colonia Agrícola Militar del Ojo de Agua de Solano, 20 de Noviembre, no obstante que a él le toco repartir y que pudo allegarse varias parcelas, solo tomo su parcela que le correspondía como a cualquier otro de sus soldados. En la nueva colonia también se asentaron sus hermanos Alfredo y Natividad.
Por su valentía y por el fiel cumplimiento de comisiones se ganó más la estimación de Saturnino Cedillo y tuvo nuevas encomiendas. En 1926, tuvo a cargo investigación del homicida del comerciante Chale Kon. En 1932, el caso de Ramón rojas homicida del mayor don José de la L., además siguió a Saturnino Cedillo en el combate contra de los cristeros de Jalisco.
Cuando era capitán y empezaba el conflicto de los cristeros, le avisaron que estos habían tomado la cuesta de la negra, ubicada de Atotonilco arriba, y con solo 25 hombres combatió a 100 de ellos
El mayor Felipe Martínez obtenía mayor prestigio, y en 1943 fue presidente Municipal de Ciudad Fernández, así continuo respondiendo a su influencia dentro del régimen cedillista. Cuando el congreso potosino desconoció al gobierno central, en apoyo al general Cedillo, Felipe también se levantó en armas, junto con otros líderes campesinos, principalmente, de La Reforma, del Refugio y de Plazuela.
Junto con Pascual Gerardo, el mayor Felipe Martínez afortino gente en la rivera del rio y levanto un tramo de la vía del ferrocarril a la altura de Mojarrillas. Ahí espero a los federales; el encuentro se dio a las seis de la tarde del 20 de mayo de 1938 cuando se acercó el general José Larraca Rico del 17 regimiento, en un tren con tropa a los lados. Las ráfagas de ametralladoras se extendió con sangre, después de la refriega los insurrectos se dispersaran.
El 10 de enero de 1938, su líder Saturnino Cedillo murió asesinado en una serranía, y la rebelión fracaso; poco a poco todo llego a la normalidad, dieron facilidades para que los rebeldes se rindieran; sin embargo, el mayor Felipe Martínez no reconoció al gobierno. Tampoco regreso a su casa. Se quedó en el monte que se conoce como El Llano, primero con un grupo de gente armada; después, solo con su sobrino.
En cualquier punto del Llano o en algún recoveco; cuando el campo estaba arbolado, con veneros de aguas diáfanas, y no había cercas como ahora.
Así vivió Felipe de rebelde, lo perseguía el ejército pero no lo capturaba, conocía todos los rincones del monte, en cada incursión se escabullía y era protegido por la gente de las comunidades. En respuesta, Felipe reunió gente para aliarse al candidato a la presidencia de la Republica, en apoyo al general Juan Andreu Almazán oposito al régimen, y en 1940 tomó por asalto la presidencia municipal de Rioverde y se retiró. Se le acuso de incitar a un levantamiento en armas en la campaña política de Miguel Alemán a la presidencia de la Republica.
Cuando fue gobernador Gonzalo N. santos, comisiono a Tomas López Flores, buscador oficial de ladrones y bandidos, quien los aprehendía, levantaba el acta y los fusilaba, pero solo logro capturar a la familia. Ni el rencor del cacique ni su temerosa “mano negra” pudieron exterminarlo.
Su alma rebelde se acercaba con amistades de los ejidos donde lo protegían. En las fiestas de la zona siempre se le veía armado. Se paseaba en las rancherías con su perro don Polo, su carabina 32.20 y una pistola Destroyer del mismo calibre.
Los leñeros del barrio de los Ángeles se lo encontraban en su caballo El Centella, quienes le llevaban alimento y bebidas. “yo también me lo encontraba-dice Martin Castro, cronista del barrio de Los Ángeles- pero a nosotros no nos hacía nada. En verdad, nunca nos molestó.”
Felipe recibía quejas de las arbitrariedades que se cometían en el Llano y hacia justicia, desterró asaltantes, despojadores y restituía el daño a las víctimas, atendía quejas de agravios aunque fueran menores, ahí era la autoridad de facto.los familiares de los ajusticiados tramaron venganza, trataron que Felipe cayera en manos de la autoridad.
El 12 de julio de 1954, en el camino a Santa Rita, el 51 cuerpo de Defensas rurales de ese lugar sostuvo un enfrentamiento contra Felipe quien al contra atacar mato algunos de ellos. Pr lo cual el mayor Miguel Méndez Lara personalmente se encargó de organizar la batida.
Por otra parte, el Brigadier Juventino Bolaños Huerta, comandante del 34 B. de I. peino materialmente el llano y la sierra de San Francisco e instalo una partida militar en el ejido. Así el Encargado fue recopilando informes de Felipe, luego se instaló la Defensa Rural para perseguir a los abigeos, y tratar de asumir el control del Llano. Sin embargo, los militares por si, nunca lograron acabarlo sino los rurales de San Francisco.
Había una familia antagónica a Felipe, un miembro de esa familia era soldado rural quien se comprometió a entregarlo. Organizo un baile e invito a Felipe donde lo quiso emborrachar, pero este se dio cuenta que el anfitrión no tomaba, solo le cargaba bebidas a él. Por eso mejor se retiró de la fiesta, pero fue encaminado por el anfitrión quien dio aviso a los rurales y estos a la partida militar, les señalo el camino del Tanque de Remigio por donde se fue. Lo siguieron por la “Loma del Maguey”, más adelante se enfrascaron en un tiroteo que duro medio hora donde mataron a Felipe. Los promontorios del terreno semi-plano sirvieron de trincheras.
En una camioneta con banderas negras y de México traían el cadáver de Felipe, primero se le juntaron cinco gentes, a medida que pasaba por los ranchos se le agregaban mas, desafiando las represalias del gobierno, al ver que nadie decía nada se le unieron más y más.
“yo también vi la camioneta con la bandera negra que pasaba por el barrio de los Ángeles afirmo Martin Castro- traían resguardado el cadáver del mayor Felipe Martínez, así murió Felipe un 2 de agosto de 1954” “también fui al sepelio-añade-, porque el Mayor tenía mucha ascendencia y era muy querido en esta región. No pude entrar al cementerio de Ciudad Fernández, me quede afuera porque sus seguidores no cabían”, en efecto, desde las 11:00 horas contemplaban el cadáver, a pesar de la lluvia amarga nadie se movía, no asimilaban que hubiera muerto su líder. Serían las siete de la tarde cuando al obscurecer dijo uno: “hay que enterrar a Felipe.-si, hay que enterrarlo”-repuso alguien-, pero su alma rebelde nunca se rindió, aun se le ve tocando el tambor del Llano en su caballo Centella, con su pistola Destroyer, su perro “don Polo” y su carabina 32.20

Tomado del libro en trámite “El Nombre de las calles de Rioverde y Ciudad Fernández”

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